Son muchas las cosas que comes que provocan añoranza, melancolía y ese extraño sentimiento de que todo pasó muy rápido. A veces se quiere encontrar eso que se disfrutó mucho cuando niño y que hoy trae recuerdos de aquel Santo Domingo cargado de originalidad, de color y dulces.
Así recordamos aquellas bolas coloridas alusivas a su sabor: la roja con blanco, de sabor a fresa y la verde con blanco, a menta, que eran vendidas en todas las “paleteras”, cafeterías de escuela... ¡hasta los vendedores ambulantes pregonaban “tenemos súper cinco”, como si trajeran la buena nueva!
Comúnmente se utilizaban como menudo. ¡Sí! Sobre todo cuando sobraba una peseta (25 centavos) o medio peso (50 centavos). Le devolvían sus tres pesos con dos bolas rayadas. ¡Qué divertidos tiempos aquellos! Y qué rabia cuando no le daban su dinero completo.
Era muy frecuente ver a través de los bolsillos de las camisas escolares el colorido de esos caramelos, como muestra de la devoción de los niños y adolescentes por estos dulces tan característicos de los dominicanos. Hoy en día escasamente se encuentran en un colmado u otro lugar, a menos que se vaya a algún supermercado o tienda donde se venden souvenirs.
Si siente que la boca se le vuelve agua, ¡atrévase a comerlas nuevamente!, ¡búsquelas hasta que las encuentre
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