
Gitti Rauch, dueña del gato, explicó que estaba embalando regalos para sus parientes cuando al parecer su mascota decidió hacer una siestita dentro de una de las cajas. La mujer cerró el paquete y lo envió por correo sin que el animal diera muestras audibles de incomodidad o preocupación.
Luego de dos días de viaje, entre Rottach-Egern -al sur de Alemania- y Dorsten -al norte- el gato salió tranquilamente.
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