
El colegio número 17 está en la ciudad de Borisov, en medio de la nada, en algún punto perdido al norte de la capital bielorrusa, Minsk, en uno de los países más desconocidos de Europa y más repudiados por Estados Unidos, donde gobierna con mano de hierro Aleksander Lukashenko, considerado por muchos como el último dictador del continente.
Aquí aprenden español 660 alumnos de entre seis y 18 años, en el centro más grande de la república, creado en 1970 gracias al impulso que la Revolución cubana dio al estudio del español en toda la antigua URSS.
“Hoy el aprendizaje del castellano es cada vez más importante debido a la amistad con Venezuela”, explicó a Efe la jefa de estudios de la escuela, Larissa Zholnerovich.
“Nos une el español, nada más noble y más bonito”, canturrea Larissa.
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