Centenares de personas, principalmente parientes y estudiantes de escuelas públicas y privadas, tributaron esta mañana el último adiós al joven Nelson Lantigua, militar de la marina estadounidense que fue muerto en circunstancia extraña hace dos semanas en un campamento en el desierto de Irak.
Mientras, a medida que pasan las horas crece la incertidumbre de sus familiares en torno a la realidad de lo que ocurrió con él la madrugada del martes 31 del mes pasado. Su cadáver estaba acostado boca abajo, con un balazo en el cráneo.
A pesar del tiempo discurrido y de que sólo otros seis soldados compartían con Lantigua el campamento, su madre, María de los Angeles Lantigua, no halla explicación a lo que define como “lento proceso de investigación” que lleva a cabo la Armada estadounidense sobre el particular.
Los restos de Lantigua, quien se enroló a la marina de Estados Unidos en enero del pasado año, fueron traídos a media tarde de ayer desde Maryland, por el Aeropuerto Internacional del Cibao.
TEXTO: RICARDO RODRIGUEZ ROSA
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