
Superada la decepción, Mick Jagger se quedó en Sudáfrica. Su siguiente cita era con su selección, la inglesa en el crucial partido contra Alemania. Mick acudió al palco, animó, aplaudió y mandó buenas energías. A la selección inglesa le metieron cuatro.

Después de dos decepciones, Mick se fue a casa. Regresó a Inglaterra en el mismo avión que Beckham. Decepcionado y ajeno a las teorías que algunos empezaban a elaborar sobre su influencia en el resultado de ambos partidos, su fama de de gafe, mufa, ave de mal agüero crecía por momentos.
Podría haber sido casualidad. Al fin y al cabo, su presencia no condiciona un juego. ¿No?. Jagger tenía otra cita más, otro equipo que gozaba de sus simpatías.
Y volvió a Sudáfrica. Estuvo en el palco. Animó a Brasil. Mandó buenas vibraciones, aplaudió...y Brasil a casa.
Ya no es casualidad. Jagger es considerado por los brasileños responsable de la derrota, compartiendo culpas con Dunga y con Felipe Melo. La prensa local se ha hecho eco de la reputación del cantante y se preguntan a quién apoyará ahora. Alemania, España, Holanda y Uruguay tiemblan.
El futuro del torneo está, por lo que parece, en manos de un pulpo profeta y de una sexagenaria estrella del rock. Ver para creer.
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