Por eso es tan importante entender que, tomando algunas medidas muy simples, podemos evitarnos enfermedades que aún en este siglo son mortales. Erradiquemos los criaderos de mosquitos en nuestras casas, eso no es tan difícil, no acumule agua en envases sin tapas, si es posible unte cloro al borde de esos envases, recoja del patio o del jardín todo objeto capaz de retener agua, si no dispone de aire acondicionado por las noches use mosquiteros, si va al parque o al campo use ropa manga larga y pantalones largos, zapatos cerrados o repelente en las zonas expuestas. Se han recomendado estas medidas hasta el cansancio y nos siguen llegando a la consulta niños con múltiples picaduras, ¿qué está pasando?, ¿ por qué tanta irresponsabilidad y desidia?
El dengue, una enfermedad propia del Caribe, Latinoamérica y el Sureste Asiático, es endémica en nuestro país y produce miles de muertes todos los años, se transmite por la picadura del mosquito.
La malaria o paludismo, con una incidencia entre 300 y 500 millones de casos y más de un millón de muertes anualmente, es también endémica en nuestro país. La filariasis afecta a 120 millones de personas en el mundo. Cuando la filaria obstruye los vasos linfáticos de las personas produce unas deformidades muy grotescas en sus extremidades, y es causa de discapacidad permanente.
A nosotros como sociedad nos toca tomar medidas pero es muy poco lo que lograremos si nos dejamos llevar por la desidia. Sugiero que seamos más proactivos y nos convirtamos en una sociedad resiliente, esperando alertas el momento justo en el que podamos sacudirnos del marasmo en que nos encontramos.
Marcos Díaz Guillén
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