EL RETIRO DE PEDRO MARTINEZ

Pedro Martinez
Los beisbolistas, por el patrón de seguimiento que le damos, le temen al retiro como el diablo a la cruz, ya que no se acostumbran, al igual que los Generales al civilato. El pelotero ama y vive las entrevistas, los aplausos y hasta los abucheos, mientras a los Generales, el "taconeo" les inyecta vitalidad.

Manny Ramírez prefirió colgar el guante y los spikes en vez de cumplir con el programa de prevención de drogas. Y dijo un adiós sin fanfarrias. No es el mejor ejemplo. Ante la falta de ofertas, Sammy Sosa dijo en el 2009 que pensaba en anunciar su retiro. A la fecha no ha salido el anuncio, pero se ha cambiado la piel y los ojos para llamar la atención de los medios. Una payasada.

Dos casos diferentes, el del toletero boricua Carlos Delgado, que fruto de un mar de lesiones que no logró superar, anunció su retiro sin bomba, ni plena, ni salsa y Ken Griffey Jr. , quien le dijo al presidente de Seattle, Chuck Armstrong que no seguiría jugando y todo pasó sin penas, ni glorias.

¿Por qué a Pedro Martínez se le hace tan difícil el adiós? Lo penoso es que llega a la ridiculez de confesarle al colega Enrique Rojas que "el pueblo dominicano se merece que yo anuncie de manera formal mi retiro, pero no será en una entrevista o algo parecido, sino en un acto especial". Shaquille lo hizo a través de su cuenta de Twitter y Pedro necesita de un espectáculo con El Cata, Vakeró y su favorito Anthony Santos, para decir adiós. Los atletas, a la hora de decir adiós, deben hacerlo como seres normales. Esa negativa en ningún caso es por dinero, porque son millonarios en dólares, que les da para disfrutar la vida como les da la gana por varias generaciones. Hay deportistas que luego de que han anunciado su retiro, ponen la reversa porque se dieron cuenta de que aun podían dar algo más en lo que fue su deporte y finalmente vuelven.

Pedro Martínez lo ganó todo, por lo tanto no necesita de un acto especial para decir que no regresa, porque él, como el más inteligente del negocio de su época, conoce a la perfección que su tiempo ya pasó. Muchos beisbolistas regresan al escenario como entrenadores, ejecutivos o comentaristas y para cada uno de esos renglones el Orgullo de Manoguayabo tiene madera. Desgraciadamente cada pelotero tiene su ciclo y ese ciclo tiene un fin, compañero Pedro.


De Bienvenido Rojas
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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