TUS DEFECTOS, MIS FRACASOS

Escrito por: Rafael Molina Morillo
(rafaelmolina41@yahoo.com)


“Este muchacho me ha salido malo”. ¡Cuántas veces hemos escuchado esta frase de padres refiriéndose a sus hijos que no les dieron los resultados que aquellos habían idealizado! Para todos los que se encuentran en esa situación les ofrezco a continuación una oportuna contribución de Ramón Antonio Ocumárez Puente:
“Tus defectos como hijo son mis fracasos como padre” –dice-, y agrega estas reflexiones:

 “No está de más recordar esto para los que ya tenemos hijos mayores, y pasarlo a las mamás jóvenes, que parece que les tienen miedo a sus hijos, y a nuestros hijos que algún día serán padres...

Para reflexionar:

 Una mujer de 55 años visitaba a su hijo de 23 en la cárcel. Él estaba ahí por homicidio culposo, ya que había atropellado a un niño al entrar a alta velocidad en una calle en sentido contrario tratando de escapar de una patrulla que lo perseguía por haberse pasado un alto.

Entró al penal completamente destrozado de los huesos y en silla de ruedas, ya que,  el padre de la criatura muerta se le fue a golpes,  y el policía - que ya estaba justo detrás - se hizo de la vista gorda y no lo detuvo hasta que casi lo mata...

El hijo le decía a la madre:

  - Sabes mamá, yo no soy un asesino premeditado ni un maldito desalmado, solo que ya concluí que estoy aquí porque APRENDÍ Y ME ACOSTUMBRÉ a romper reglas y a no cumplirlas jamás sin ningún límite.
 - ¡Ay hijo!!!, es que de chiquito te ponías taaaan difícil, cada vez que yo te daba una orden o una instrucción me desafiabas y  hacías unos berrinches tales que yo no lo soportaba y te dejaba hacer y deshacer con tal de evitarme conflictos y de que estuvieras calladito y complacido para que tu papá no me dijera: calla a ese niño !!!

 -Desde que tenías 3 o 4 años, cuando yo te decía:

1) Cómete tus verduras para que crezcas sano y fuerte, me decías:  Yo no quiero ser sano ni fuerte, no me importa, ¡déjame en paz!

2) Recoge tu cuarto:  No voy a recoger nada, así estoy contento, ¡si quieres recógelo tú!

3) No destruyas las cosas, cuídalas:  No me importa yo quiero jugar así, y si no me compras cosas nuevas gritaré y lloraré hasta que me las compres.

4) En esta casa se hace lo que yo digo: No Mamá, no lo haré ¡YA NO TE QUIERO y si me hablas así, me voy a ir a otra casa!

Y así siguió la lista interminable de instrucciones y respuestas a lo largo de la vida de este hijo rebelde y padres pasivos, flojos y blandengues… hasta que el hijo interrumpió a la madre gritándole: -¡Basta ya, mamá! Solo dime, ¿cómo fue que siendo un adulto le creíste y obedeciste a un niño tan chiquito? Hoy, a mis 23 años estoy destrozado, infeliz y sin futuro.

De nada sirvió que estudiara o que no hayamos sido pobres, le quité la vida a una criatura y de paso les arruiné el resto de la vida a ti y a mi papá. ¡La vida en la cárcel es una miseria!”.

Pregunta: Si tu hijo estuviera a punto de caer en un precipicio y tú lo estuvieras sosteniendo de la mano: ¿Lo  apretarías con todas tus fuerzas o le detendrías la mano suavecito para que no le duela?

Lo mismo pasa con los valores, la disciplina y las reglas: sé responsable y apriétalo fuerte, y lo salvarás del precipicio de la vida en sociedad”.
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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