Escrito por: Dra. Laura Gómez Liz
(neuropsicologiacondralaura@gmail.com)
¿Cuánto son 9 x 6? ¿Contestaste de inmediato? ¿Te has descubierto diciendo a tus hijos que “es normal que no te guste la matemática pues a mi tampoco me gustaba”? ¿No te preocupas por contar la devuelta en una compra porque de todos modos “da igual”? ¿Todavía cuentas con los dedos?
Los motivos para tener fallas en los cálculos matemáticos han sido, durante años, atribuidos a “malos profesores” o como decía mi madre, a las “lagunas”. Y realmente es cierto… aunque tan solo en parte.
Una persona con un coeficiente intelectual normal, o incluso alto, que lea y escriba de acuerdo a su edad y no tenga ninguna dificultad de comprensión, pero que con los cálculos numéricos, incluso con los más simples, encuentre dificultad, podría tener DISCALCULIA.
¿Por qué etiquetarse con un diagnóstico? Quizás porque cuando atribuimos un nombre a lo que nos sucede podemos embarcarnos a una búsqueda de solución más concreta. Y en el caso de la discalculia, dicha solución existe.
Reconocer posibles problemas de éste tipo no es difícil. En la primera infancia, un niño con discalculia se manifestará con dificultades para agrupar los objetos por forma, color, tamaño, es decir, conflictos para entender los conjuntos, así como también para comprender el significado de los números, cuando son enseñados.
En la edad preescolar, los niños con éste trastorno tienen problemas para entender las unidades de medida y las tablas de multiplicar. De igual manera, podrían entender los procesos matemáticos y sin embargo fallar a la hora de expresarlos en papel.
Por último, en adultos, la manifestación parecería no ser tan obvia, ya que además del cálculo en sí mismo, se denota en dificultades para orientarse. De ésta manera, para un adulto con discalculia, será difícil encontrar una dirección, organizar hechos cronológicamente, y hasta para mantener los puntajes de un juego.
La buena noticia es que existen hoy en día muy buenos programas dirigidos a entrenar a una persona -independientemente de su edad- con discalculia. Incluso si una persona no cumple los criterios para éste trastorno, pero tiene dificultades importantes en la comprensión matemática, éstos programas pueden ayudar en la reeducación matemática.
Es por tanto importante que en lugar de dar por sentado que “algunas personas tendrán problemas con la matemática para toda la vida”, se busque ayuda para tratar un problema que sin duda alguna, tiene salida.
(neuropsicologiacondralaura@gmail.com)
Los motivos para tener fallas en los cálculos matemáticos han sido, durante años, atribuidos a “malos profesores” o como decía mi madre, a las “lagunas”. Y realmente es cierto… aunque tan solo en parte.
Una persona con un coeficiente intelectual normal, o incluso alto, que lea y escriba de acuerdo a su edad y no tenga ninguna dificultad de comprensión, pero que con los cálculos numéricos, incluso con los más simples, encuentre dificultad, podría tener DISCALCULIA.
¿Por qué etiquetarse con un diagnóstico? Quizás porque cuando atribuimos un nombre a lo que nos sucede podemos embarcarnos a una búsqueda de solución más concreta. Y en el caso de la discalculia, dicha solución existe.
Reconocer posibles problemas de éste tipo no es difícil. En la primera infancia, un niño con discalculia se manifestará con dificultades para agrupar los objetos por forma, color, tamaño, es decir, conflictos para entender los conjuntos, así como también para comprender el significado de los números, cuando son enseñados.
En la edad preescolar, los niños con éste trastorno tienen problemas para entender las unidades de medida y las tablas de multiplicar. De igual manera, podrían entender los procesos matemáticos y sin embargo fallar a la hora de expresarlos en papel.
Por último, en adultos, la manifestación parecería no ser tan obvia, ya que además del cálculo en sí mismo, se denota en dificultades para orientarse. De ésta manera, para un adulto con discalculia, será difícil encontrar una dirección, organizar hechos cronológicamente, y hasta para mantener los puntajes de un juego.
La buena noticia es que existen hoy en día muy buenos programas dirigidos a entrenar a una persona -independientemente de su edad- con discalculia. Incluso si una persona no cumple los criterios para éste trastorno, pero tiene dificultades importantes en la comprensión matemática, éstos programas pueden ayudar en la reeducación matemática.
Es por tanto importante que en lugar de dar por sentado que “algunas personas tendrán problemas con la matemática para toda la vida”, se busque ayuda para tratar un problema que sin duda alguna, tiene salida.
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