¿ES USTED SIMPÁTICO?

Escrito por: César Mella 
(cesarm2@codetel.net.do)

Esta condición, según el diccionario de la lengua española, hace alusión a una característica que nos permite “inclinarnos afectivamente con los demás, generalmente de forma espontánea y mutua”; “modo de ser de un ser humano que lo hacen atractivo y agradable ante los otros”.
En la apreciación popular lo contrario sería: seco, “sangrú”, “pesao”, denso, odioso y una serie de calificativos que hacen alusión a distanciamiento, falta de ese imán que tienen los simpáticos y en fin, una persona cuyos gestos, frases y acciones resultan desagradables en la apreciación de los demás.
¿De qué depende que algunos seres humanos nos resulten más livianos que otros?
La sonrisa aparece antes de que aprendamos a hablar.
Los padres que desde el inicio de nuestra vida nos transmiten gestos, palabras, chistes y acciones que nos  mueven a estar relajados, inculcan desde temprano estas tendencias en los niños.
Hacer cosquillas, es una vieja costumbre. Por ejemplo rozar los dedos en las axilas y sobre las costillas genera una risotada en los infantes que se fija como recuerdos a imitar.
Los niños abusados con maltratos físicos, sexuales, y a los que el trabajo precoz los hace “hombrecitos y mujercitas” amargados, desde la primera infancia, quedan marcados en la tristeza y la falta de espontaneidad para expresar sus emociones.
Las carcajadas, que nos hace expeler lagrimas  (en medio de una risotada,  los músculos peri oculares exprimen, por decirlo así, las glándulas lagrimales).  Paradójicamente, la contracción de la musculatura facial que se produce ante el llanto por una mala noticia, por el maltrato físico o por el dolor debido a un quebranto de salud, produce físicamente esas mismas lágrimas, que en otras circunstancias son sinónimo de alegría.
A los seres humano simpáticos  se le abren las  puertas, son buenos vendedores, políticos exitosos y en fin, son calificados como gente llevaderos.
Una manifestación precoz de los trastornos mentales como las depresiones mayores, es la dificultad para reír. 
El paciente dice: “Nada me hace reír; es como si la alegría no existiese y las risa y la sonrisa las tengo congeladas”.
Mucho se ha escrito de una  técnica que se llama “riso terapia”  para ayudar a  gente que se aísla, a los tímidos y a la gente que se torna melancólica.
Contar chistes es un arte y celebrarlos mucho  más.
Una cosa es ser simpático y otra, propasado y fresco.
Muchos seres humanos son simpáticos en la expresión. Tienen una sonrisa a flor de labios. Esto es una cualidad gestual.  Otros son expertos  en ofrecer frases hilarantes, piropos que originan risa y un fino humor que con frecuencia llega al doble sentido.
Reírse de uno mismo, a veces, es un interesante ejercicio para “botar el golpe”, y nos ayuda ante situaciones difíciles. Pongamos por ejemplo esta situación: dejar la llave del carro dentro  con el seguro puesto. Mucha gente ante esta situación,  aplica  la técnica que en vez de caerle a patadas al vehículo, se auxilia de alguien en medio de una risotada.
El ser calificado como simpático implica una serie de cualidades, muchas innatas y de origen familiar.
Lo gestual es esencial, es gente que con una muesca facial te invade positivamente.
Lo táctil juega un papel preponderante: el abrazo, el beso en la mejilla, el apretón de manos, una sobadita en la espalda, son parte de nuestra cultura interpersonal afectiva.
Mirar a los ojos, saber escuchar, ponerse en lugar del otro, saber decir las cosas con gracia y aplicar el sentido de oportunidad para saludar en la entrada y en la despedida de un encuentro amistoso.
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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