Escrito por: Dayana Acosta
Santo Domingo.-Luisa y Juan (nombres ficticios) desconocían que eran portadores del VIH, hasta que ella salió embarazada.
Cuando fue a su chequeo de rutina le indicaron una serie de pruebas por estar en estado de gestación, la cual arrojó que ella tenía la enfermedad.
Tan pronto la Unidad de Atención Adolescente en Moca se percató de su condición le pidió a Luisa volviera al día siguiente con su madre, lo que provocó en la joven inquietud, pero así lo hizo.
Al otro día, Luisa que aún no cumplía los quince años, llegó al centro de salud en compañía de su madre. Allí le esperaba como de costumbre su doctora acompañada de un psicólogo.
En la consulta le informaron que tenía el VIH. Luisa estalló en llanto. Sintió que el mundo se le venía en cima.
La galena pidió a la madre traer la pareja de su hija para también realizarle la prueba, quien posteriormente dio positivo, ambos eran portadores.
A través del Programa Nacional de Trasmisión Vertical, la joven madre tuvo su bebé que hoy día tiene seis meses y no es portadora del virus. Juan, aunque no sabe leer, tiene aspiraciones de formarse, al igual que ella. Ambos afirman que tienen la misión en su comunidad de enseñar a los chicos a protegerse.
Los adolescentes siguen infectándose con el VIH, en muchos de los casos porque carecen de los conocimientos necesarios para protegerse, o bien porque no tienen acceso a los servicios de prevención, según el informe de “La Infancia y el Sida: Quinto inventario de situación, 2010”.
Según algunas estimaciones, todos los días nacen más de 1,000 bebés con el virus, y muchos mueren.
El informe indica que los adolescentes de 15 a 24 años afectados por el VIH presentan una mínima baja, disminuyendo desde 5.2 millones de jóvenes que vivían con el VIH en 2005 a 5 millones para 2009, de los cuales 250,000 residen en las regiones de América Latina y el Caribe.
Luisa y Juan, jóvenes con el VIH, buscan cambiar vidas de otros. |
Santo Domingo.-Luisa y Juan (nombres ficticios) desconocían que eran portadores del VIH, hasta que ella salió embarazada.
Cuando fue a su chequeo de rutina le indicaron una serie de pruebas por estar en estado de gestación, la cual arrojó que ella tenía la enfermedad.
Tan pronto la Unidad de Atención Adolescente en Moca se percató de su condición le pidió a Luisa volviera al día siguiente con su madre, lo que provocó en la joven inquietud, pero así lo hizo.
Al otro día, Luisa que aún no cumplía los quince años, llegó al centro de salud en compañía de su madre. Allí le esperaba como de costumbre su doctora acompañada de un psicólogo.
En la consulta le informaron que tenía el VIH. Luisa estalló en llanto. Sintió que el mundo se le venía en cima.
La galena pidió a la madre traer la pareja de su hija para también realizarle la prueba, quien posteriormente dio positivo, ambos eran portadores.
A través del Programa Nacional de Trasmisión Vertical, la joven madre tuvo su bebé que hoy día tiene seis meses y no es portadora del virus. Juan, aunque no sabe leer, tiene aspiraciones de formarse, al igual que ella. Ambos afirman que tienen la misión en su comunidad de enseñar a los chicos a protegerse.
Los adolescentes siguen infectándose con el VIH, en muchos de los casos porque carecen de los conocimientos necesarios para protegerse, o bien porque no tienen acceso a los servicios de prevención, según el informe de “La Infancia y el Sida: Quinto inventario de situación, 2010”.
Según algunas estimaciones, todos los días nacen más de 1,000 bebés con el virus, y muchos mueren.
El informe indica que los adolescentes de 15 a 24 años afectados por el VIH presentan una mínima baja, disminuyendo desde 5.2 millones de jóvenes que vivían con el VIH en 2005 a 5 millones para 2009, de los cuales 250,000 residen en las regiones de América Latina y el Caribe.
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