Un perdón para Jose Offerman

Por Yancen Pujols



Entiendo que en su momento, José Antonio Offerman merecía una sanción ejemplar por su incidente en la temporada de 2009-10 con el árbitro Daniel Rayburn.

Lo que no logro comprender es cómo todavía Offerman se encuentra en una especie de limbo que no le permite saber hasta dónde llega el castigo que se le impuso.

No me parece que en la Carta Magna de la República Dominicana exista la figura de “sentencia de por vida” ni mucho menos la indefinida, como es el caso actual del exdirigente de los Tigres del Licey.

El arrepentimiento no puede ser solo de palabras. Está claro. De la boca hacia la realidad existe una distancia en la que se pueden perder los hechos. Eso lo entendemos.

Pero tampoco se le puede negar al individuo la oportunidad de reivindicarse, de reinsertarse y de ser el encargado de limpiar el lodo que en un momento determinado se echó encima.

No se trata de sugerir que se legisle con favores ni que se asuma la idea de que se pide uno. La idea es que el sistema sea de dos vías: se impone la pena y a la vez la ruta que se debe seguir para no repetir el yerro, lo que en muchos rincones se conoce como el hecho de caer y levantarse.

Sería oportuno conocer el tiempo que le queda de condena. En caso de que no sea así, que ya el escarmiento cumplió su rol, entonces que se le permita retomar su carrera en el plano dirigencial.

Si para ello tiene que cumplir con requisitos especiales, pues que así sea. Pero que con Offerman no se olvide que todos merecemos una segunda oportunidad en la vida.
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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