Recordando al doctor Francisco Moscoso Puello

Francisco Moscoso Puello.

En 1941, este médico y escritor se encontraba en la cárcel. Preso por el regimen del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina, tras publicar Cartas a Evelina, no soporta la humillación e intenta quitarse la vida, y en un gesto sin precedentes, que solo explica su trayectoria como intelectual y cirujano en nuestro país, logra queTrujillo ordene su libertad sin pedirle nada a cambio.

El doctor Francisco Moscoso Puello nació en Santo Domingo en marzo del 1885, y se graduó en 1910 del Instituto Profesional, con su Tesis “La Karioclasmetosis linfática y su importancia en la biología normal y patológica”. Una tesis desarrollada e investigada en nuestro país, que le mereció un nivel de Sobresaliente. Fue un ávido lector, y un genial autodidacta. No quiso viajar al extranjero para realizar estudios adicionales, y cuando viajó, años más tarde, a París, Francia, decía que había ido de paseo.

Luego de graduarse, se traslada a San Pedro de Macorís en busca de mejoría económica y ejerce con éxito como director del Hospital San Antonio. En 1911 fue escogido presidente del Comité Organizador del Primer Congreso Médico Dominicano. Introduce en el país los Rayos X, y realiza las primeras raquianestesias. En esa época se dedica brevemente al negocio de la caña de ázucar, pero no le va bien. Por dificultades con el doctor Carl T. Georg, abandona el Hospital San Antonio y funda su clínica, en la que realiza apendicectomías e histerectomías con anestesia local, y hace importantes estudios radiográficos. De vuelta a Santo Domingo, es nombrado director del Hospital Internacional. Es en esos años cuando, luego de salir de la cárcel, Trujillo lo nombra director del hospital Padre Billini, en donde realiza una de las páginas doradas de la medicina dominicana, ya que imprimió a ese hospital un dinamismo inusitado y una enorme calidad en la atención médica.

A los estudiantes que acudían al hospital, les enseñaba a diagnosticar a base de examen físico e historia clínica. Su formación y su carácter chocaban con otros colegas, ya que se oponía a algunos cambios de una forma radical. El doctor Zaglul lo recuerda caminando por los pasillos del hospital musitando frases que no se entendían bien. La muerte de su esposa lo hace algo introvertido, de acuerdo a Zaglul, por lo que le sugieren que se retire, pero él, fiel a su carácter, permanece en su puesto hasta su muerte en 1959 tras una corta enfermedad.
Fue un ilustre profesor en la Universidad de Santo Domingo, en donde impartía Fisiología, Anatomía Topográfica y Patología Quirúrgica. Publicó múltiples artículos en revistas dominicanas y extranjeras, ofreció conferencias y fue un investigador acucioso.

Ha sido, además, uno de los pocos médicos escritores, atendiendo a su gran pasión por la literatura, y fue destacado novelista. Sus obras más importantes son Cañas y Bueyes, donde relata las condiciones en que se desenvolvía el negocio de la caña y de la industria azucarera en San Pedro de Macorís; Cartas a Evelina, que reúne una serie de artículos y comentarios sobre la sociedad dominicana del primer tercio del siglo XX, contenía críticas al régimen de Trujillo; Navarijo, novela de corte intimista, y su monumental “Apuntes para la Historia de la Medicina de la Isla de Santo Domingo”, que dejó inédita y fue terminada por los doctores Manuel Mañón y Vetilio Alfau, la cual fue publicada por la Universidad Central del Este en el 1985.

Este es un texto de referencia en nuestra historia médica, y lo agradecemos a la dedicación de este maestro meritísimo, escritor, autodidacta y gran médico.
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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