La Pasteur, una vía cada vez más comercial que residencial

Los centros de atracción nocturna son más comunes en la zona


Negocios de diversión nocturnos se apoderan de
entorno.
SANTO DOMINGO. En el tramo que va desde la avenida Independencia hasta el Malecón, la calle Pasteur, en Gazcue, apenas tiene una casa residencial. Desde la avenida Independencia hasta la Bolívar, las edificaciones de viviendas, sean apartamentos o unifamiliares, se cuentan con los dedos de las manos.

El panorama es la prueba fiel de cómo el entorno hogareño de tiempos pasados fue sustituido por el comercial, predominando sobre todo los negocios de entretenimiento nocturno.

Bares, restaurantes, aparta hoteles, car wash y night clubes se destacan entre otros establecimientos comerciales que existen en la vía. La forma en que desarrollan muchas de esas actividades son ahora la fruta de la discordia entre aquellos que solo quieren vivir en tranquilidad y los que prefieren aprovechar el atractivo de la zona para hacer sus negocios.

En esa lucha, los moradores describen la Pasteur como un infierno. "Yo tengo que pasarme el día barriendo el patio porque lo llenan de envoltura de droga y de condones (preservativos)", dice entre dientes una persona que pide el anonimato por temor a represalias. Hace mención a los "centros de prostitución", como llama a varios de los negocios ya referidos. Otros hablan de lo común que es toparse con las "muchachas" o con los "buscones" que llevan al que quieran a los lugares de cita clandestinos, que también mencionan.

Ante las insistentes quejas de los vecinos por la prostitución y el bullicio, la Procuraduría General de la República dispuso el cierre de cuatro night clubes en apenas 15 días, aunque después de siete meses de investigación, según se informó. La Procuraduría además tiene en la mira otros siete negocios que podrían ser intervenidos.

Pero del otro lado de la acera se encuentran dueños de negocio y taxistas, que consideran arbitrarios los cierres y niegan que en esos lugares se haga escándalo. Se quejan de que luego de las medidas, ahora se están "chupando un cable".

"Esos negocios son los que le dan vida a uno y pagan sus impuestos. Yo le preguntó, ¿quién les va a dar empleo a esas mujeres que sacaron de ahí?" dice el taxista Julio Jaramillo. A su lado el también taxista Arsenio Reynoso expresa su deseo de llevarle sus hijos al procurador (Francisco Domínguez Brito) "para que me los mantenga, porque ahora uno no tiene vida".

Un señor que no quiso dar su nombre, pero que aseguró ser el propietario de tres de los negocios clausurados, niega que actuaran en contra de la Ley. Señala, incluso, los avisos del Ministerio de Interior y Policía colgados en las paredes, con los que los autorizaba a operar más allá de la hora establecida por ley. Afirma que más de 20 personas quedaron sin trabajo luego del cierre.

A Andrés Pérez, administrador del hotel Mystik, más que los sitios cerrados lo que le molestan son las personas que acosan a los turistas y, entre todos, los limpiabotas que "son un verdadero asalto para los clientes".
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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