Río Verde, 74 años de luto en el béisbol

Así es la vida, a veces las personas no avisan cuándo se van a morir, sobre todo en estos momentos donde el Covid-19 nos coloca muy cerca de la Parca. De pronto es una de esas historias que suceden todos los días y que, aunque se trate de la muerte, forman parte de nuestras vidas porque los recuerdos en el béisbol son eternos y la tragedia de Río Verde, Yamasá, el 11 de enero de 1948, hace hoy 73 años, toca las fibras de los deportistas dominicanos de sentimientos.

Ese 11 de enero, una aeronave de Dominicana de Aviación se precipitó a tierra donde perdieron la vida 33 dominicanos, incluyendo al equipo Santiago BBC, que regresaba de un intercambio en Barahona.

El conjunto lo integraban Antonio Martínez, Pepillo Aybar, Bebecito del Villar, Ramón -Bombo- Ramos, Maximiliano -Puchulán- Rivera, Nando- Valerio, Manuel Enrique -Sancho- Tatis, Aquiles Martínez, Rafael Antonio -Papiro- Raposo, Antonio Dévora, Víctor -Papito Lucas- Saint Claire, Leonte -Yoyo- Hernández, Pedro -Grillo A- Báez, quien era tercera base y mánager; Ventura -Loro- Escalante, Chito Álvarez y Alberto -Mimo- Estrella. Este equipo era la crema y nata del béisbol dominicano.

El único sobreviviente fue el receptor Enrique -El Mariscal- Lantigua, porque no hizo el viaje en el avión que se accidentó. El Mariscal regresó en un carro de la línea Studebaker y cuando llegó al parque Independencia para ir a su residencia en la calle El Número, era el esposo de Laíta Balaguer, los parroquianos que estaban frente al restaurant de Meng El Chino lo tocaban y hacían la señal de la cruz, y otros corrieron, porque les salió un muerto. El Mariscal contaba esa anécdota “muerto de la risa”.

En 1959, el periodista de fina prosa Fidencio Garris escribió sobre el 11 de enero su columna “Copazos”.

“Hoy es 11 de enero. Un once de enero cualquiera, pero el mismo que desde 1948 ha sabido poner nudos de emoción en la garganta de todos los deportistas dominicanos. Sobre las colinas de Río Verde hay un tributo vivo, coreado de tragedia, que se cierne precipitadamente sobre la suerte de toda una masa vigente que aún añora las hazañas del Loro o de Aquiles. Hoy es 11 de enero. El silencio, el eterno silencio de los siglos, sabrá porqué calla en esta hora la voz de Papiro, o de Mimo, o de Boquita, cuando en alas de la gloria buscaron el average supremo de los mil puntos perennes que la inmortalidad guarda desde esta fecha hace once años para Papito, Toñito o Sancho Tatis. Bebecito no tira, ni Puchulán esta en la expectación. El Grillo puede que todavía esté de coach frente a la primera y última oportunidad que le brindó el destino”.


Por Bienvenido Rojas

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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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