Residía en la calle 30 de Marzo frente al Atlas Comercial Company y al lado de la Funeraria Blandino. Los pocos parroquianos que transitaban por esta vía lo hacían rápido, en silencio y al “cuchicheo” de los mayores, los menores no teníamos derecho. El único decreto que se nos dio a conocer fue sin preguntas: “No van hoy para la escuela”.
¿Qué había sucedido?...El martes 30 de mayo había sido ajusticiado el dictador Rafael Leónidas Trujillo en la prolongación de la avenida George Washington, hoy “Autopista 30 de Mayo”. Una zona que es un arrabal, prisionera de la oscuridad y lo digo porque vivo en esa avenida a pocos metros del monumento a los Héroes del 30 de Mayo.
¿Era Trujillo amante del béisbol?
No. El dictador era un “fiebrú del hipismo” y solo visitó dos veces el Estadio Trujillo, que fue inaugurado el domingo 23 de octubre de 1955.
La primera, el día inaugural cuando el receptor de las Estrellas Orientales, Johnny Ritchey, subió al palco presidencial a llevarle la bola a Rafael Leónidas Trujillo Molina, quien ataviado con su traje de generalísimo con todo y bicornio la aceptó. No hubo lanzamiento de la primera bola desde la colina central. Trujillo se retiró del juego entre los Tigres del Licey y las Estrellas Orientales a la altura de la cuarta entrada. El Himno Nacional se ejecutó dos veces, a la llegada de Trujillo y a su salida.
La segunda visita de Trujillo, sucedió la noche del sábado 14 de febrero de 1959, un día después de la galleta de Petán Trujillo al SS André Rodgers, del Escogido y que por el abuso los jugadores importados amenazaron con retirarse. Rafael Leónidas presenció al día siguiente el partido completo a ver quién se atrevía a provocar otro incidente.
La única relación que liga a Trujillo de forma directa con el béisbol es con el campeonato de 1937, donde accionaban “Los Dragones de Ciudad Trujillo” el legendario lanzador Satchel Paige que dijo que cuando él lanzaba, los policías de Trujillo le apuntaban con las armas.
En su período de dictadura, el tirano Trujillo nunca se colocó una gorra de béisbol. La única vez que tuvo una cachucha en su cabeza fue la de los Dodgers de Brooklyn cuando visitaron el país en marzo de 1948, que se la puso la actriz Lorayne Day esposa del manager Leo Durocher. Esta foto de Trujillo con gorra apareció en el “New York Times”, pero no en los diarios dominicanos.
Al respecto de nuestro principal pasatiempo, el béisbol, a Trujillo no le hacía gracia y nunca fue entusiasta de esa disciplina.
Por Bienvenido Rojas
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