RANIA, LA ADOLESCENTE QUE IBA SER KAMIKAZE
Rania Ibrahim, una iraquí de apenas 15 años, asegura que su sueño era estudiar medicina, pero su destino dio un vuelco brutal: el 24 de agosto, fue capturada con 20 kilos de explosivos adheridos a su cuerpo con los que debía hacer volar el mercado de Baquba, al noroeste de Bagdad.
El atentado, preparado por su marido y otros miembros de la red Al Qaida, según los investigadores, fue desbaratado a último momento por la policía, que detuvo a la adolescente cuando ésta se aprestaba a cometer lo irreparable.
Ahora, detrás de las rejas, Rania clama su inocencia y afirma que fue manipulada por su marido y dos mujeres, que la habrían cargado con los explosivos y conducido al mercado con el objetivo de hacer estallar la carga a distancia. La bomba habría matado a todos aquellos que estaban en un radio de 50 metros, llevándola directo al paraíso, según los instigadores del ataque. "Mi marido me dijo que había que ser mártir", dijo a la AFP la joven Rania, de mirada tímida, que lleva en su piel las marcas del acné juvenil. "Me dijo que iría al paraíso. Que allí había mujeres ángeles con la piel blanca y profundos ojos negros. Que el paraíso es como un enorme jardín lleno de flores, donde hay dos ríos, uno dulce y otro de miel", asegura. Cubierta de pies a cabeza con su abaya negra, vestimenta tradicional de las iraquíes, Rania esboza una sonrisa infantil al recordar las palabras de su marido, a quien la policía describe como un miliciano de Al Qaida.
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