TODO SOBRE EL OMBLIGO

Caín fue el primero en tener uno. El otro nombre del ombligo es Pupo. En España colocan parches en el ombligo a la mujer para la fertilidad. Es centro mágico, pues une la nada con la creación. Es un estímulo visual erótico. Todos los mamíferos, excepto los humanos, se comen el cordón umbilical.

El ombligo produce una pelusilla motivo de estudios científicos. En la Edad Media a los niños se les envolvía como momias mientras se les colocaba una bola de plomo en el ombligo para hacerlo profundo y hermoso. Para los alquimistas, era la sede de la lujuria. La onfalomanta es la mujer de Europa Oriental parturienta y adivina. Moja el cordón umbilical en agua para mirar a través de él, como bola de cristal. En Transilvana, patria de Drácula, se cuelga en la cuna del recién nacido su cordón umbilical para protegerlo del influjo del mal.

La cinta Sansón y Dalila. de 1940, fue fustigada porque Sansón exhibía su ombligo. A Dalila no le permitieron hacer eso. En 1964, Raquel Welch lo muestra en toda su belleza en la película Hace un millón de años. La isla de Pascua, en Chile, llamada Rapa Nui, significa el ombligo del mundo. Se discute si es racional que los pintores representen con ombligo a Adán y Eva.

El ombligo es excusa para escribir libros: El ombligo del mundo, de Ramón Pérez Ayala o Todos los ombligos son redondos, de Álvaro Laiglesia. Antiguamente se creía que los malos espíritus se metían por el ombligo de las mujeres para embarazarlas.

La onfalomancia es el arte de adivinar el futuro del recién nacido por los diminutos nudos de su ombligo.

Mirarse el ombligo es práctica del 100% de la gente. La moda lo asoma, el tabú lo tapa. La modelo porno Aselia de Havilland exhibe 12 argollitas en su ombligo. Es la única cicatriz circular que existe, convertida en una estética depresión de la piel. Libros sobre el simbolismo del ombligo: cuchumil. En realidad, es un hueco sin sentido y sin función, residuo anatómico de la unión con la madre. “Delicioso y misterioso”, preconizaba el poeta francés Charles Baudalaire. El centro de cada uno, ni duda cabe.



Escrito por: Juan Carlos García
(juajua24@hotmail.com)
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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