EL OTRO SABINA, ENTRE BOCHES Y BOHEMIA

El poeta la pasó como mejor le place en Santo Domingo y Santiago, entre declamaciones, canciones, quejas y complicidad con el público

Escrito por: José Antonio Aybar F.
(aybarjo@gmail.com)


El Flaco de Ubeda, el poeta de lo urbano, el aclamado cantautor Joaquí Sabina es un tipo que se las trae.

Los sabinistas no reparan en su desenfadado temperamento, que se torna acre cuando las cosas no se le dan como las planifica. Y de eso probó el público de Santo Domingo cuando el pasado martes presentó el primero de sus dos conciertos en República Dominicana, ante un Palacio de los Deportes Virgilio Travieso Soto casi lleno, sofocante y de pobre acústica.

“Vinagre y rosas” es el nombre con el que bautizó estos que podrían ser, y lo ha repetido donde lo ha llevado, sus últimos conciertos multitudinarios. “Prefiero encuentros más íntimos”, dijo en una ocasión a un periodista español antes de comenzar esta gira en la que la gente de América se rinde a sus pies, ante cada una de sus canciones por la autorreferencialidad que presentan su letras.

Entre “boches” y demás hierbas

La noche del martes el Sabina de los berrinches subió también al escenario y surgió en momentos claves como cuando el luminotécnico encendió el “perseguidor” (luz) entre el público. El intérprete de “19 días y 500 noches” solicitó de buenas ganas que la apagara, pero en otra ocasión lo hizo de mala manera. En el intro de una canción, el público hacía fotos y conversaba provocando la reacción inmediata de Sabina.

“Si yo fuera ustedes y no quisieran oirme no hubiera pagado”, reclamó y bajó del escenario. Conversó con gente de su equipo y retornó para decir que no le gusta el público complaciente y por eso merecían una explicación de su actitud. Muchos rostros sorprendidos con la actitud de Joaquín Sabina, pero ese es él, un artista inmenso, de acciones impredecibles.

Nueva oportunidad

Joaquín Ramón Martínez Sabina tiene ya 61 años, la vida le vale un pepino luego de aquel accidente isquémico cerebral leve que en 2001 lo llevó a “remendar” una vida desenfrenada. “Estoy vivo y coleando, bien de las tres piernas y las dos manos", explicó mediante un correo electrónico al recibir el alta. "He vuelto a bailar el twist de puta madre y no habrá disco póstumo este año", dijo el artista con su inseparable humor. Un año después caía en una gran depresión que lo llevó a suspender una gira promocional de su nuevo álbum. El tabaco era su amigo insaparable, pero entonces decidió ponerle un pare. "Seguramente cerrará alguna fábrica de tabaco por mi culpa, porque, señores, están viendo a un exfumador", declaró en aquella ocasión.

Anécdota en Santo Domingo

Hace unos años, durante un ensayo en el Teatro Nacional Eduardo Brito, Sabina fumaba un cigarrillo y un supervisor le informó que estaba prohibido fumar en la sala. El artista detuvo el ensayo y se marchó al hotel.

En la noche apareció en escena con cuatro cajas de cigarrillos encima de un piano de cola. Sabina y sus músicos se pasaron el concierto entre humos y canciones. Ese es Sabina.
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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