RD no tuvo bajas en Irak, pero soldados presentan secuelas

Algunos militares padecen de insomnio, otros se tornan violentos y hay varios con enfermedades en la piel 

ADALBERTO DE LA ROSA

Algunos soldados dominicanos en pleno patrullaje en
Diwaniya, Irak.

El orgullo de las autoridades y de los propios militares enviados a Irak es que pese a que estuvieron en la zona más neurálgica, la República Dominicana no tuvo ni una baja, contrario a lo que sucedió con los  demás países latinos.
La profesionalidad mostrada por las tropas nacionales hizo que pronto se ganaran el respeto de los demás combatientes, incluso de los propios militares españoles a cuya coalición pertenecían.

Un oficial participante reveló que entre los demás militares hubo intentos de minimizarlos, quizás por su origen del tercer mundo, pero que al final de la jornada la misma coalición y hasta los Estados Unidos reconoció la profesionalidad exhibida al sustituir el cuerpo de marines.

Lo atribuye al entrenamiento que recibieron de judíos y la armada de Estados Unidos, y a las semanas de preparación en España, antes de ir al terreno de combate. “Aquí lo que se hizo fue, en los meses anteriores a la partida hacia allá, cuando estábamos a la espera de la disposición de la salida, se agrupó la fuerza y se mantuvo desplegada hacia San José de las Matas, principalmente, que ahí era que estaba operando la unidad élite del Ejército y ese proceso tardó más tiempo de lo que se esperaba porque hubo deserción de algunos escogidos”.

El mismo militar narra que en Irak, en varias ocasiones eran atacados, casi siempre a las dos de la madrugada, acción que repelían porque los militares que forman parte de los cuerpos especializados y algunos de los voluntarios que se sumaron, no sentían temor.

Sin embargo, un teniente de la Policía tuvo que ser  internado allá por un problema de ataque de pánico. Al principio les suministraban alimentos secos, pero luego cocidos, los cuales, a veces tenían que ir a buscar a una provincia con todo el peligro que significaba.

Los familiares atentos

En el país, los familiares estaban atentos a las noticias que provenían de Irak. A algunas esposas, madres e hijos de soldados se les dificultaba dormir y esperaban con ansiedad el retorno de sus parientes.

Los  combatientes criollos tenían la ventaja de que se comunicaban con facilidad con sus parientes por los aparatos que les prestaba la coalición o porque pagaban cinco dólares a iraquíes para que les facilitaran sus aparatos celulares.

A parte de los soldados americanos y españoles, eran los que más se comunicaban con sus familiares, gracias, también, a los servicios de una empresa de telecomunicaciones radicada aquí que les ofrecía el servicio.

Orgullo patrio

El exsecretario de las Fuerzas Armadas, José Miguel Soto Jiménez, dice que siente orgullo de la participación dominicana en la guerra e informa que los dominicanos tuvieron lo que se llama el “acuerdo de enfrentamiento” que se firmó para las labores de mantenimiento de la paz y condujeron operaciones de combate, pero no de forma ofensiva, sino que fueron atacadas en varias ocasiones por fuerzas, algunas de ellas muy reñidas.

“Yo estoy muy satisfecho y orgulloso de esa participación, que fuera política o no esa es otra cosa. Yo sí hablo con cifras: fueron, vinieron y no hubo una baja y muchos de ellos fueron condecorados, entonces ¿cómo tú cree que yo puedo estar arrepentido?, dice Soto Jiménez.

El regreso

A mediados de mayo de 2004 regresaron al menos 260 de los 302 soldados enviados en el primer grupo, tres meses antes de lo acordado debido a que la coalición española, a la que pertenecían, se retiró de Irak por orden del presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero. También se atribuye el regreso a la presión de la sociedad al Gobierno por diversas vías.
Ante esa retirada, el mandatario Hipólito Mejía instruyó para que regresaran. Los restantes 42 militares se quedaron en Irak, pero no en la zona de peligro donde estaban y retornaron semanas después, otros volvieron a Irak a trabajar en compañías de seguridad, pero por voluntad propia.

El presidente Mejía y el secretario de las Fuerzas Armadas recibieron a las tropas en el aeropuerto Las Américas. El mandatario les dijo: “Me siento muy contento. Creánme que estaba sumamente preocupado en el último mes, pero aquí los tenemos ahora, gracias a Dios y a la Virgen de la Altagracia ”, y  a seguidas prometió no volver a enviar soldados a Irak “bajo ninguna circunstancia”. El primer grupo permaneció en Irak  seis meses y el segundo cuatro.

Los efectos de la guerra en soldados dominicanos

Testimonios recogidos por reporteros de elCaribe entre familiares y miembros de las tropas que fueron a Irak, dan cuenta de que algunos parientes sufrieron daños en el sistema nervioso por la preocupación. La esposa de uno de los oficiales cuenta que perdió un embarazo debido a que no podía ni dormir sabiendo el peligro en que estaba su compañero. Él cuando regresó, padeció lo que en la postguerra le llaman el trastorno de estrés postraumático (PTSD) por sus siglas en inglés, que se manifiesta en algunos casos con pesadillas recurrentes, ataques de ansiedad o depresión. Dijo que su compañero superó el problema en poco tiempo, pero en su cuerpo aún persiste una urticaria o enfermedad de la piel de la que no se recupera, lo cual atribuye a secuelas de la guerra.
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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