Ni los cardenales dejan el Twitter

Hasta en el Vaticano tuvieron que prohibirlo


Las influencias de las redes son tan decisivas, que ni los cardenales pueden sustraerse a su magia y ni las tareas divinas se salvan de su favor o fastidio.

La elección del nuevo Papa convoca a todo el mundo y los medios se disputan la primicia. Se supone que hasta que no salga el humo blanco, no debe conocerse la identidad.

Esa es la costumbre, y se trata de una tradición de siglos. Sin embargo, se teme que en la ocasión se cometa una travesura y se adelante el nombre.

O los nombres, en caso de que se produzcan largos debates y discordias impensadas, pero posibles en una Iglesia con tantas contradicciones.

Que haya un cardenal tan "fiebrú" del Twitter que no se aguante las ganas, y se olvide del debido secreto y se haga reo de indiscreción.

El caso es interesante, pues si los cardenales dejaron de ser baúles del Espíritu Santo y sin pensarlo dos veces hacen confidencias a amigos o a medios, lo del Pleno de la Junta no era nada del otro mundo.

Antes se decía que quien no quería que se supiera, que no lo hiciera. Pero ahora con el Twitter, hasta sin hacerlo se corre riesgo. Son muchos los mensajes que están llegando a otros ojos.
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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