Escrito por: Víctor Bautista
(vibasantos@gmail.com/Twitter: @viktorbautista)
El tema tendrá que llegar a su climax en algún momento, pues nada es eterno y todo cambia.
El sol sale y también se acuesta. El ocaso habrá de venir. Para entonces, lo que ha constituido en estos meses la “agenda setting” de los medios -un concepto desarrollado muy bien por Donald Shaw, David Weaver y Maxwell McCombs- deberá replantearse.
En otras palabras, un manto enorme -bajo el cual convergen curiosamente tendencias sociales, políticas e intelectuales, que en otras coyunturas han sido antagónicas, - se caerá y dejará al descubierto tópicos preteridos pero latentes en nuestra cotidianidad.
De algo no estoy seguro. No sé hasta qué punto operará la misma lógica de rebaño, el fervor patriótico, las puestas en escena a veces estrambóticas y exhibicionistas para obligar en forma definitiva la ejecución de políticas públicas que libren las calles de violencia, nos provean energía continua a precios razonables y garanticen servicios públicos decentes.
¿Necesitamos un discurso basado en la emoción para que cerremos fila en contra de la corrupción pública y privada y el funcionamiento de un sistema de consecuencia para aplicar las sanciones previstas en las leyes a quienes las violan?
¿Podríamos ir todos a una para que sean inhabilitados por la sociedad los políticos que ayer arrastraban chancletas y hoy nos estrujan en la cara un modelo de vida opulenta y muelle sin haber recibido heredad ni fundado industria?
¿Levantaríamos una ola social para arrasar a los entes privados que nos estafan a diario con publicidad engañosa, precios alterados, acuerdos oligopólicos que nos atrapan en una red insondable, comiéndose los ingresos reales de la gente a través de servicios insultantes?
Mi sueño que es que toda esa energía social canalizada en el caso Barrick pueda derivarse -cuando la historia termine- a la construcción de una nueva nación en la que la gente haga prevalecer sus derechos. Si esto no ocurriere, no pasaremos de ser un conglomerado episódico y “showsero”.
(vibasantos@gmail.com/Twitter: @viktorbautista)
El sol sale y también se acuesta. El ocaso habrá de venir. Para entonces, lo que ha constituido en estos meses la “agenda setting” de los medios -un concepto desarrollado muy bien por Donald Shaw, David Weaver y Maxwell McCombs- deberá replantearse.
En otras palabras, un manto enorme -bajo el cual convergen curiosamente tendencias sociales, políticas e intelectuales, que en otras coyunturas han sido antagónicas, - se caerá y dejará al descubierto tópicos preteridos pero latentes en nuestra cotidianidad.
De algo no estoy seguro. No sé hasta qué punto operará la misma lógica de rebaño, el fervor patriótico, las puestas en escena a veces estrambóticas y exhibicionistas para obligar en forma definitiva la ejecución de políticas públicas que libren las calles de violencia, nos provean energía continua a precios razonables y garanticen servicios públicos decentes.
¿Necesitamos un discurso basado en la emoción para que cerremos fila en contra de la corrupción pública y privada y el funcionamiento de un sistema de consecuencia para aplicar las sanciones previstas en las leyes a quienes las violan?
¿Podríamos ir todos a una para que sean inhabilitados por la sociedad los políticos que ayer arrastraban chancletas y hoy nos estrujan en la cara un modelo de vida opulenta y muelle sin haber recibido heredad ni fundado industria?
¿Levantaríamos una ola social para arrasar a los entes privados que nos estafan a diario con publicidad engañosa, precios alterados, acuerdos oligopólicos que nos atrapan en una red insondable, comiéndose los ingresos reales de la gente a través de servicios insultantes?
Mi sueño que es que toda esa energía social canalizada en el caso Barrick pueda derivarse -cuando la historia termine- a la construcción de una nueva nación en la que la gente haga prevalecer sus derechos. Si esto no ocurriere, no pasaremos de ser un conglomerado episódico y “showsero”.
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