Cuando el adulto no quiere crecer

Cuando las personas no aceptan lo propio de su edad, se dice que padecen el Síndrome de Peter Pan 

 Por Ivelisse Santos

Los hombres con el síndrome de Peter Pan, no están
hechos para la vida adulta, y no se pueden comprometer
porque creen que será un obstáculo para su independencia.
Adrián nunca había tenido novia. Pasados los 25 años decidió establecer una relación con una muchacha, pero al ver que las cosas iban en serio y cada vez se formalizaban más, decidió romper con ella repentinamente, a pesar de lo mucho que le gustaba. Dice que junto a ella se sentía bien, pero sin ella también. Solo quiere tener sexo sin responsabilidades. No está preparado para casarse y tener hijos, y cree que nunca se va a enamorar. Para él, tener pareja significa perder su libertad.

 Esta actitud inmadura de Adrián no es solo ante el noviazgo, sino ante todo lo que entrañe la más mínima responsabilidad. Se molesta si en su trabajo le dan a asumir una tarea. En la casa no hace nada, pues piensa que esa no es su obligación. Teniendo la oportunidad de independizarse, no lo hace.

 No hace nada para solucionar sus problemas, prefiere vivir con ellos a cuesta, lamentándose de su mala suerte. No le interesa superarse profesionalmente, no tiene metas ni aspiraciones en la vida, y amigos, muy pocos. Algo sí tiene de sobra: mucha pobreza de espíritu.

El complejo de nunca jamás

En los años 80, el psicólogo Dan Kiley observó que algunos de sus pacientes se negaban a aceptar las responsabilidades implícitas a la edad adulta agrupando los comportamientos que éstos presentaban bajo el nombre de “Síndrome de Peter Pan”. Desde entonces, el síndrome de Peter Pan es definido como el conjunto de características que sufre una persona que no sabe o no quiere aceptar las obligaciones propias de la edad adulta, no pudiendo desarrollar los roles (padre, pareja, etcétera) que se esperan según su ciclo vital o circunstancias personales.

El síndrome de Peter Pan es más frecuente en varones y habitualmente se asocia a problemas para proporcionar seguridad a otra persona, ya que ellos mismos son los que necesitan sentirse protegidos por otros. Este hecho les incapacita en gran medida, ya que lastra su desarrollo personal y dificulta sus relaciones sociales, asociándose con sentimientos de soledad y sensación de dependencia.

El síndrome de Peter Pan trae consigo importantes alteraciones emocionales y conductuales. A nivel emocional son frecuentes los niveles de ansiedad elevados y de tristeza pudiendo adoptar estos últimos la forma de depresión cuando no son tratados. Al mismo tiempo, la persona se siente poco realizada con su vida, ya que el no asumir responsabilidades le hace también no disfrutar de los retos, lo que indudablemente repercute en sus niveles de autoestima. En los casos más extremos y podrían aparecer trastornos del pensamiento como el delirio, si bien en estos casos, muy probablemente exista una alteración psiquiátrica que la justifique. Los hombres con este síndrome suelen hablar de fantásticos proyectos, negocios increíbles, grandes aventuras amorosas, pero todo esto no son más que fantasías que nunca llegan a cumplir y que sólo sirven para ocultar sus irresponsables actos y poder culpabilizar a otras personas de las cosas que les ocurren.

Síntomas comunes

De acuerdo con la sicóloga Norys Capellán, los hombres que padecen este síndrome tienden a ser narcisistas, irresponsables en ciertos aspectos de la vida, rebeldes, se niegan al envejecimiento, son dependientes, manipuladores y  se creen que están más allá de las normas sociales. Estas personas, suelen estar insatisfechas con lo que tienen, pero no hacen nada por solucionarlo. Su actitud está más centrada en pedir, recibir y exigir  en vez  de dar y hacer. Además, se siente altamente seducido por la juventud, etapa que suele tener idealizada intentando negar su madurez y consideran que el compromiso es un obstáculo para su libertad. Se siente permanentemente insatisfecho con lo que tiene pero no toma iniciativas para intentar solucionar su situación. En palabras  sencillas diríamos que es una persona que lo quiere todo pero no desea esforzarse para lograrlo. Según Capellán generalmente estas dificultades tienen su origen en la niñez, cuando el pequeño experimentó una carencia afectiva (objetiva o subjetiva). Al crecer, estas personas continúan sintiéndose desprotegidas y angustiadas frente a lo desconocido.

Por supuesto, todo esto hace el afectado por el Síndrome de Peter Pan, necesita a su lado a otra persona que satisfaga sus necesidades; muchas veces este rol es encarnado por los progenitores, un hermano mayor o la pareja.

Qué  hacer

“Si se conviene con una persona que esté efectado por este síndrome será necesario enseñar al paciente a manejar sus pensamientos, haciéndole cambiar su forma de interpretar la realidad, especialmente en lo que concierne a sí mismo, ya que en muchos de los casos este tipo de pacientes se consideran “víctimas de la situación”, recreándose en sus emociones en lugar de resolver las cuestiones que le causan malestar”,  comenta la experta.  Asi , por ejemplo, ante verbalizaciones del tipo “Me siento fatal porque tengo que encontrar un piso nuevo; no puedo con la situación; qué nervioso e intranquilo estoy, no quiero hacerlo solo”, etcétera, la persona deberá aprender a sustituirlas por un autodiálogo más resolutivo, como, por ejemplo: “a pesar de que sienta cierta incertidumbre por tener que encontrar un piso nuevo, voy a comenzar a valorar las alternativas que tengo y hoy mismo comenzaré a visitar algunos”.

Este tipo de entrenamiento, ayudará al paciente a asumir que él es responsable de sus propias emociones, aumentando su tolerancia a la frustración e incrementando su nivel de autoestima de forma progresiva.  Según reconocen los expertos —y demuestra también la práctica cotidiana—, las conductas ejercidas durante muchos años no se modifican fácilmente, por lo que una terapia psicológica sería la mejor indicación, ya sea individual, de pareja o con toda la familia. Es preciso evitar el error de creer que el problema es solamente del afectado, pues en muchos casos la pareja o los padres tienen una gran responsabilidad en esta actitud escurridiza, aún sin percatarse de ello. 
Share on Google Plus

Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

1 comentarios:

  1. Ya había escuchado esto antes. Me resulta sumamente interesante, lo que no comprendo porque es mas frecuente en hombres que en mujeres.
    supongo que la familia y la pareja deberá llenarse de mucha paciencia y comprensión para poder lidiar con esta situación

    ResponderEliminar

GRACIAS POR VISITAR GAZCUE Y DEJAR TU COMENTARIO.