¿Fiscal arrogante o un AMET agresivo?

La justicia tendrá que determinar una cosa o la otra. Sin embargo, las opiniones están muy divididas de si la fiscal Sureli Jáquez actuó con soberbia y arrogancia sabiéndose parte de una “fuerza” que se llama Ministerio Público (MP), o si el agente Richardson Núñez recurrió a la agresividad que a veces ha caracterizado a algunos de sus compañeros cuando se les dificulta multar por la vía pacífica a un infractor de la ley de tránsito.

El vídeo que contiene imágenes del altercado habrá de ser de mucha utilidad en el juicio, si es que finalmente se lleva a cabo una audiencia para dilucidar el caso que ha cobrado gran notoriedad en los medios de comunicación.

La acusación de la fiscal de que fue agredida físicamente por el agente, que es lo que mantiene preso al joven, no se confirma en la grabación que circula, de modo que será una experticia mucho más profunda que habrá de determinar si ese evento ocurrió.

En el vídeo sí se aprecia cuando la fiscal se abalanza hacia el policía de AMET para arrebatarle el teléfono móvil con el cual el propio agente capturaba imágenes de lo acontecido.

Pareciera absurdo que alguien con intenciones de cometer una agresión, más si la víctima es una fiscal, fuera tan tonto como para grabar dicho acontecimiento y que su ataque quede registrado.

Como no experto en materia legal, ignoro si la acción de la fiscal de abalanzarse hacia el agente para arrancarle de las manos su celular, pudiera tipificarse como una agresión contemplada en el Código Penal.

De ser así, entonces la justicia tendría que dilucidar sobre dos posibles agresiones, la que alega la fiscal fue víctima y la otra que se ve cuando la magistrada quiere despojar al agente de algo que no es suyo ni le compete hacerlo, aún así ella se crea con los mayores poderes por el hecho de pertenecer al MP.

Una cosa sí quedó clara, y es que la fiscal, quien no solo está llamada a cumplir la Ley sino a castigar a quienes la infrinjan, inició el feo desenlace en el mismo momento que ella decidió estacionarse en un lugar que sabía era violatorio a la Ley de tránsito.

No puede alegar desconocimiento, pues en sus propios argumentos para sustentar la agresión que alega, ella revela que es un lugar que visita con mucha frecuencia. A confesión de parte, relevo de prueba.

POR LUIS BRITO
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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