Dos hombres tienen en vilo al país. ¡Ay Dominicana!

Por extensión, en riesgo probable pronunciado de un desbordamiento social, con consecuencias impredecibles; y, de una confrontación aguerrida entre hermanos, solo por satisfacer esos sus apetencias desmedidas de poder en el orden político. ¡Lamentable!

Ambos han gobernado ya la nación, por tiempos razonables. Sin embargo, tanto el mandatario que hoy representa a los dominicanos, hasta finalizar el actual periodo electivo, probablemente; como, el que otrora lo hiciera (12 años), no están conformes, y quieren más todavía; preguntándose cualquiera, ¿para qué?

Por tanto, están pulseando acremente hoy, por quedarse el actual, y retornar el desplazado ayer, sin medir las consecuencias que sus actitudes tozudas en ese orden puedan generar para el país; que, por más posverdades que se trate de vender, no se encuentra en las mejores condiciones, en términos de estabilidad económica; combate frontal a la corrupción; satisfacción de las necesidades sociales urgentes; y, seguridad ciudadana, entre otros.

Lo más lamentable es que, ambos pertenecen a la misma parcela política; a la organización morada en la que tantos dominicanos confiaron, lustros atrás, y cifraron sentidas esperanzas de libración y sosiego pueblerino. ¡Gran fiasco a posteriori!

Obviamente, estuvo fundamentada la creencia, en el perfil personal de su insigne fundador, mentor y guía, cuya memoria póstuma, incluso, ha sido deshonrada por completo. Ese, que en una ocasión manifestó: “Los dominicanos saben muy bien que si tomamos el poder no habrá un peledeísta que se haga rico con los fondos públicos; no habrá un peledeísta que abuse de su autoridad en perjuicio de un dominicano; no habrá un peledeísta que le oculte al país un hecho incorrecto o sucio o inmoral” (Juan Bosch – 1982).

¿Qué estarán pensando esos dos seudo líderes ahora, con hincapié en el marco de la presente crisis? De más está decir, que ellos no son tales; sino más bien, jefes de grupo, compuestos por avariciosos adeptos, y arribistas a todo dar. Creerán, además, que heredaron la finca llamada República Dominicana, para su administración exclusiva; qué no hay más hombres que puedan dirigir los destinos nacionales, dejando a las nuevas generaciones mejores legados, que los por estos auspiciados hasta el momento, durante varios años de gestión gubernamental.  ¡Qué equivocados están!

Todo lo que hoy viene ocurriendo en el país, capitaneado, principalmente, por esos dos turpenes, debe llamar a profundas reflexiones por parte de esos, debido a la peligrosidad implícita que el accionar exhibido por ellos representa en la actualidad.

De igual forma, por la misma sociedad nuestra en general, en prevención de mayores males en su contra. Ya tanto uno, como el otro, deben despejar el camino político local, para dar paso a nuevas figuras dentro del ruedo, que resulten más representativas y confiables en adición. Sería uno de los buenos regalos póstumos al gran maestro, Juan Bosch, en ocasión de cumplirse un aniversario más de su natalicio, 30 de junio, 2019,

¡La ciudadanía debe procurarlo así!, – otras caras -. Y, en el caso de que esos, no opten por hacerlo, retirarse, debido a no aceptar, que ya está bueno, qué el grueso de los sufragantes conscientes en esta nación les pasen factura, cuando deban concurrir de nuevo a las urnas próximamente.

Amigos en pugna, ya es suficiente para ver. La nación no se merece estar corriendo los riesgos probables que ustedes están provocando en el presente, por las apetencias desbordadas de poder ¡Otros podrían hacerlo mejor, desde la primera magistratura del Estado nacional!


Por Rolando Fernández
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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