Entre sub júdice e influencers

El proceso de inscripción a cargos electivos efectuado por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha mostrado a toda la sociedad dominicana, las virtudes y defectos de un sistema político que debe someterse rápidamente a un profundo proceso de revisión.

En momentos en que la credibilidad de los partidos políticos y de sus actores pende de un hilo, cómo se le ocurre al partido fundado por el Prof. Juan Bosch, permitir la inscripción de candidatos que tienen procesos pendientes con la justicia dominicana.

Los casos del Senador por la provincia de San Cristóbal, Tommy Galán y del dirigente Donni Santana, muestran claramente el lado oscuro de una clase política que se resiste a perder sus espacios de poder, pero sobre todo, la complicidad existente en una cúpula partidaria que no toma cartas en el asunto en situaciones tan delicadas como estas.

Ciertamente, la Constitución y las leyes, no presentan ninguna prohibición para inscribirse como candidatos a personas que se encuentran en proceso a la espera de una resolución judicial, ya que la prohibición solo existe para aquellos que han sido condenados.

En casos como estos es donde debe prevalecer la prudencia y la sensatez. Situaciones como las presentadas son oportunidades que los partidos no pueden ni deben desaprovechar para intentar ganarse la confianza y la credibilidad de la sociedad.

Hoy la ciudadanía necesita ver partidos políticos que se conviertan en filtros que permitan presentarle al electorado los mejores hombres y mujeres para que les represente. No entender esta realidad seria cometer un crimen que se pagara muy caro en las urnas en mayo del año 2020.

Del otro lado, la apertura al padrón del PLD ha permitido la inscripción de figuras de los medios de comunicación. Tales son los casos de los “influencers”, Bolívar Valera (El Boli), Aquiles Correa, Santiago Matías (Alofoke), entre otros.

Estas candidaturas han sido bien recibidas por la sociedad dominicana, no así por una gran parte de la clase política dominante, que ve en estos jóvenes una amenaza real a sus oportunidades de seguir ocupando posiciones de poder.

Más allá de que nos gusten o no estas candidaturas una realidad se impone, y es que las mismas deben ser vista como el reflejo de una sociedad que necesita un cambio. De una sociedad que no cree en los políticos tradicionales y que a partir del año 2020 se dará la oportunidad de probar con nuevas alternativas, que quizás con menos preparación le rindan mejores dividendos al pueblo dominicano.

La clase política dominicana debe revisarse; el Partido de la Liberación Dominicana debe revisarse, porque con los resultados que se verán en las urnas en el año 2020 nos daremos cuenta de que el pueblo dominicano ya se está revisando.

A Dios que reparta suerte.



Por Rafael Alfredo Marcano Guzmán
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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