El pasado jueves 16 de julio falleció, víctima del covid19, el querido cantautor criollo Víctor Víctor. Tan pronto como se supo la noticia las redes sociales reventaron, y más de un poeta versificó su dolor por esta muerte.
La personalidad de Víctor Víctor, Vitico, tuvo múltiples altas dimensiones. Pero quisiera resaltar tres que me parecen de mayor connotación: su dimensión de ser humano esencialmente bueno; su elevada dimensión de artista, por la que fue más conocido; y su alta sensibilidad social que lo llevó a ser un militante político.
Vitico fue un ser humano fuera de serie. Un hombre bueno hasta la médula. Respetuoso, poseedor de una gran honestidad y generosidad. Su sentido de entrega y fidelidad a la familia llegaron a un punto que de seguro le restaron posibilidades de una mayor promoción internacional como artista.
Fue un hombre amoroso y fiel a sus amigos, de un gran humor y de una sonrisa perenne. Como artista nos deja un hermoso legado. Muchas de sus interpretaciones son ya piezas icónicas de nuestra música y cancionero popular y romántico. Fue un insigne del son y la bachata.
Un hito importante que reforzó la promoción internacional de esta versión rítmica nuestra fue su producción “Entre Amigos”, en que cantaron bachata afamados cantantes españoles como Joan Manuel Serrat, Víctor Manuel, Joaquín Sabina y otros.
En el orden de la dimensión política, Víctor Víctor militó en los “Comités Revolucionarios Camilo Torres” (CORECATO), organización actuante en el país durante la década de los años setentas, que se inspiró en las ideas y acción revolucionarias del sacerdote colombiano Camilo Torres, quien murió como guerrillero en 1967.
La prédica y muerte de este sacerdote dio lugar a una radicalización política en diferentes sectores del catolicismo latinoamericano. Como parte de su militancia, Vitico desplegó una larga labor artística que se inicia con la agrupación “Nueva Forma”, que participa en el evento conocido como “7 Días con el Pueblo”.
Desde entonces Vitico desarrolla una larga jornada de presentaciones, junto a Sonia Silvestre, en la que ambos usaron su voz y sus canciones como fusil para disparar verdades sociales y enaltecer la memoria de nuestros héroes.
Querido Vitico, muchos en el país hemos quedado muy tristes con tu ida inesperada. Ojala tu sacrificio sirva para los que aún no creen en los terribles efectos del coronavirus.
Vaya nuestra solidaridad y deseos de paz para tu estimada esposa Sobeida y para tus hijos.
Concluyo con el verso inicial del poema que escribió el poeta y artista de la diáspora, Diógenes Abreu, en ocasión de tu partida: “La vellonera llora la ausencia de tu voz, así como la mar con sus olas despide sin rencor los latidos de tu corazón”.
¡Hasta siempre, Vitico! Tú no te has ido, porque tu legado se queda con nosotros.
Por Celedonio Jiménez
La personalidad de Víctor Víctor, Vitico, tuvo múltiples altas dimensiones. Pero quisiera resaltar tres que me parecen de mayor connotación: su dimensión de ser humano esencialmente bueno; su elevada dimensión de artista, por la que fue más conocido; y su alta sensibilidad social que lo llevó a ser un militante político.
Vitico fue un ser humano fuera de serie. Un hombre bueno hasta la médula. Respetuoso, poseedor de una gran honestidad y generosidad. Su sentido de entrega y fidelidad a la familia llegaron a un punto que de seguro le restaron posibilidades de una mayor promoción internacional como artista.
Fue un hombre amoroso y fiel a sus amigos, de un gran humor y de una sonrisa perenne. Como artista nos deja un hermoso legado. Muchas de sus interpretaciones son ya piezas icónicas de nuestra música y cancionero popular y romántico. Fue un insigne del son y la bachata.
Un hito importante que reforzó la promoción internacional de esta versión rítmica nuestra fue su producción “Entre Amigos”, en que cantaron bachata afamados cantantes españoles como Joan Manuel Serrat, Víctor Manuel, Joaquín Sabina y otros.
En el orden de la dimensión política, Víctor Víctor militó en los “Comités Revolucionarios Camilo Torres” (CORECATO), organización actuante en el país durante la década de los años setentas, que se inspiró en las ideas y acción revolucionarias del sacerdote colombiano Camilo Torres, quien murió como guerrillero en 1967.
La prédica y muerte de este sacerdote dio lugar a una radicalización política en diferentes sectores del catolicismo latinoamericano. Como parte de su militancia, Vitico desplegó una larga labor artística que se inicia con la agrupación “Nueva Forma”, que participa en el evento conocido como “7 Días con el Pueblo”.
Desde entonces Vitico desarrolla una larga jornada de presentaciones, junto a Sonia Silvestre, en la que ambos usaron su voz y sus canciones como fusil para disparar verdades sociales y enaltecer la memoria de nuestros héroes.
Querido Vitico, muchos en el país hemos quedado muy tristes con tu ida inesperada. Ojala tu sacrificio sirva para los que aún no creen en los terribles efectos del coronavirus.
Vaya nuestra solidaridad y deseos de paz para tu estimada esposa Sobeida y para tus hijos.
Concluyo con el verso inicial del poema que escribió el poeta y artista de la diáspora, Diógenes Abreu, en ocasión de tu partida: “La vellonera llora la ausencia de tu voz, así como la mar con sus olas despide sin rencor los latidos de tu corazón”.
¡Hasta siempre, Vitico! Tú no te has ido, porque tu legado se queda con nosotros.
Por Celedonio Jiménez
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