Sin embargo, su historia y las peculiaridades de su vida sobrepasan la imaginación que pueda reflejarse en algunos relatos históricos o de ficción basados en los sucedidos en la sociedad dominicana del pasado siglo, cuando desafiar el poder de Trujillo significaba comprar un pasaje al más allá.
“Aquí no ha habido un héroe dominicano más grande que Cipriano Bencosme, y no porque sea mi abuelo. Enfrentó a Trujillo con las armas, desde el principio, y no oyó los cantos de sirena. Expuso a su familia y sus cuantiosos bienes”, argumenta Cipriano (Cibien) Bencosme García en el hermoso y bien conservado fundo heredado de su ancestro, ubicado en la comunidad de Juan López, en Moca.
Bencosme García atribuye a la influencia trujillista que todavía persiste en el país el hecho de que no se le hayan reconocido los méritos a su abuelo, pese a las ofensivas que libró en los albores de la dictadura de Trujillo en el 1930, luego de que este derrocara al presidente Horacio Vásquez, en cuyo gobierno se convirtió en una figura poderosa, que empezaba a ser temida por sus desmanes.
El general Bencosme Comprés, opulento líder cibaeño, cuyos antepasados llegaron a la República Dominicana desde España,y habrían tenido sangre árabe, nació en el 1864 y murió en el 1930, cuando protagonizaba una revuelta contra Trujillo, dado que se alzó en armas en sus ricas plantaciones, donde contaba con el apoyo de 500 trabajadores.
La fortuna de Bencosme se fundamentaba en el cultivo de pachulí, plátano, café y otros frutos, en grandes extensiones.
Cuando se iba a casar con su prima Juanita Bencosme Camacho el padre de ella le regaló 200 tareas sembradas de café, en las que Cipriano Bencosme, que no era rico a la sazón, sembró mucho pachulí, cuyas raíces luego vendía en Francia a la casa Vetiver, fabricante de perfumes, que entonces compraba el producto a altos precios.
Su nieto Bencosme García evoca con orgullo la vida de su pariente, sin dudas un espíritu rebelde, quien ya tenía en el 1906 cuarenta mil tareas, sin haber incursionado en la política, y era muy amigo de Horacio Vásquez, quien ascendió a la presidencia por primera vez en 1902.
Posteriormente depusieron a Vásquez y Cipriano y su hermano Nemencio Bencosme fueron encarcelados. Cuando se produjo el magnicidio de Ramón (Mon) Cáceres el 19 de noviembre de 1911, y ascendió a la presidencia Eladio Victoria, Cipriano Bencosme Comprés se opuso, exigió el restablecimiento del orden democrático y se enfrascó en la llamada revolución de los Victoria.
En medio de conflicto, en el 1912, su residencia fue quemada y su hijo Donato desapareció. Sin embargo, la trabajadora doméstica había huido con el niño y lo ocultó en un campo de Santiago. El pequeño fue devuelto a su padre dos años después por la mujer, quien lo localizó cuando ya era gobernador de Moca.
Porfiada oposición a Trujillo
Al rememorar los hechos en los que participó su antepasado, Bencosme García afirma que su abuelo “olió temprano” la traición que Trujillo gestó contra Horacio Vásquez, quien no creía los rumores y comentarios que circulaban sobre las malas conductas de su protegido.
Señala que Cipriano Bencosme no confiaba en el militar porque, como jefe del Ejército en el gobierno de Vásquez, cobraba el diez por ciento de las compras de uniformes y comidas para los soldados y decía que el cinco por ciento era para el ministro de Guerra, Sergio Bencosme, hijo de Cipriano, abogado graduado en la Sorbonne de París y consultor jurídico de los principales ingenios del país.
Cuando Vásquez se convenció de que los rumores eran ciertos, llamó a Cipriano Bencosme Comprés para informárselo y este le sugirió que debían matar a Trujillo, pero el presidente se negó. “A los tres días Trujillo le dio el golpe de Estado a Vásquez”, refiere Bencosme García.
Bencosme Comprés, hijo de Donato Bencosme y Nemesia Comprés, rehusó sumarse al movimiento encaminado a llevar a Trujillo al poder, que encabezaba Rafael Estrella Ureña, con el argumento de que no podía confiar en el militar, al que rechazaba por ser traidor, ladrón y violador de mujeres.
Bencosme García considera a su abuelo el Nostradamus dominicano porque se cumplieron todos los vaticinios que hizo sobre Trujillo.
Como fracasó el intento de Estrella Ureña por “conquistar” a Cipriano, el mismo Trujillo lo visitó en su finca en Los Mogotes, pero el valiente cibaeño le respondió que se largara porque si no lo mataría, ya que él no pactaba con traidores.
El firme rechazo fue decisivo para que Trujillo resolviera terminar con la vida de Bencosme Comprés. Para lograrlo se valió de las fuerzas de la aviación que le proporcionaba su aliado, el dictador cubano Gerardo Machado, y del apoyo de los americanos, afirma Bencosme García.
Entonces, le bombardearon sistemáticamente la finca y el rebelde huyó hacia Jamao, con pocas fuerzas, porque sus hombres habían desertado para protegerse. Finalmente, el general Bencosme Comprés fue ultimado el 19 de noviembre de 1930 y enterrado en Las Caobas.
“Trujillo lo mandó a desenterrar a los dos días y el cadáver fue llevado en parihuela y lo exhibieron en Moca para que sirviera de escarmiento, hasta que Jacobito Lara buscó a Armando Almánzar y a otros y preguntó si no había hombres” valerosos, capaces de reclamarlo. “El cuerpo fue entregado y sepultado según la tradición cristiana”, relata Bencosme García.
No fue el general Cipriano la única víctima de la familia. También a Trujillo se le atribuye responsabilidad en el asesinato en el exilio de Sergio Bencosme, hijo mayor del batallador mocano. Y posteriormente murieron en la era del tirano Donato, Alejandro y Boil, descendientes del héroe. Además, perecieron Ramón Camilo Bencosme y Toribio Bencosme, sobrinos suyos, quienes participaron en la expedición del 14 de junio, que buscaba derrocar al tirano.
Una larga descendencia
Cipriano Bencosme Comprés tuvo 27 hijos, con seis mujeres. De sus vástagos sobresalió especialmente la forma de vida de Ramón Donato Bencosme, quien asumió las riendas de la familia a la muerte de su padre, recuperó la finca de la que se había apropiado Trujillo y la fortuna de su estirpe.
Carismático, generoso y elegante, Donato había estudiado en Europa, y en su predio instituyó un harén de bellas mujeres y procreó 32 hijos, en medio del confort que le proporciona su gran patrimonio.
Aunque no enfrentó a la dictadura como hizo su padre, fue mártir de sus truculencias y en 1957 falleció a los 49 años. Su muerte fue atribuida a un accidente de tránsito, pero la versión oficial no fue creída y como solía ocurrir entonces con los desafectos del régimen su dolorida familia fue repudiada en Moca.
Eran tiempos peligrosos e imperaba la voluntad del “rey” Trujillo.
Por EMILIA PEREYRA
0 comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR VISITAR GAZCUE Y DEJAR TU COMENTARIO.