Las anécdotas de Cuta

POR BIENVENIDO ROJAS


En la temporada de 1990, en agosto, después de ser casi decapitado por una línea en el Wrigley Field, Pascual Pérez se viró hacia el dogout de los Cubs y les tiró la pelota. Cuando le preguntaron el por qué de la acción dijo: "Ese es el cuerpo del delito, no hago nada en particular a propósito".

En esa misma temporada, mientras bateaba contra los Dodgers, ignoró tres veces las señales de toque y se ponchó tirándole. Cuando el mánager de los Bravos de Atlanta, Russ Nixon, le preguntó qué le pasó, que si no tomó la seña le respondió: "Estaba caliente".

En Fort Lauderdale, Roosevelt Comarazamy y el suscrito, en el dogout de los Yanquis, lo vemos frotando una botella de Amareto y le preguntamos que contenía: "Esto es un revive muerto".

Era un brebaje a base de múltiples hojas con crema de menta que había traído de Nigua.

De dónde viene el apodo de Cutá le preguntamos: "Mamá para dormirme me brincaba dándome palmaditas y diciendo cuti-cutá, cuti-cutá".

Un día, saliendo vestido de blanco del Yankee Stadium, el New York Post tituló: "Pascual se viste con suficiente oro para comprar Trinidad-Tobago".

En 1995, cuando Bud Selig le levantó la suspensión dijo: "Era tiempo, aunque tarde, pero queda mucho Cutá".

El tiempo de Cutá terminó ayer, pero sus familiares y amigos siempre lo recordarán por su espóntaneo repentismo.
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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