Debemos aprender creole

Por Venecia Joaquín

El creole es un dialecto criollo, popular, que se habla en Haití. Surgió de la fusión de dos culturas. Esta estructuralmente basado en el francés, mezclado con lenguas del África. En 1697, España cedió a Francia el territorio del actual Haití. Llevaron esclavos del África, quienes superaron la población blanca. Muchos no hablaban francés, de ahí que autorizaron el uso de este dialecto, en el sistema educativo. Sólo en ese entonces, pasó a ser, junto al francés, idioma oficial, pero más simple.

Los haitianos que cruzan la frontera y llegan aquí hablan en creole. Como van las cosas, no tenemos más alternativas que aprenderlo para poder comunicarnos con ellos. ¿Cuántos viven en nuestro territorio? Desconozco las estadísticas oficiales pero a mi juicio, pasan de un millón. Los vemos en grupos por las calles de las ciudades, en la capital, en los campos.

Se observan en las construcciones, vendiendo mercancías, frutos, en actividades agrícolas, ayudando en casas de familias y como guardianes. Otros elevan su nivel educativo en las universidades. Es obvio que muchos niños y mujeres piden limosnas, mientras otras van a parir a los hospitales. Son muestras de las necesidades que padecen en su patria. Han invadido la nación. No creo que regresen.

Temprano en la mañana, de tarde, a cualquier hora, los vemos en grupos, conversando en su lengua... A veces elevan la voz, gesticulan, ponen cara seria, como si estuvieran enojados entre sí. Es su manera de comunicarse. Si en ese momento me miran, siento deseos de salir corriendo. No los entiendo, no se lo que pasa y me asusto.

Confieso que no me molesta que estén en el país. La mayoría son muy laboriosos, gentiles, con buenos sentimientos y modales. Persiguen ayudar mejor sus familias. Lo ideal es que puedan entrar bien documentados, respetando leyes. Eso le permitirá vivir tranquilos.

Recordemos que las divisiones geográficas persiguen orden, control, eficiencia en el desarrollo de determinadas áreas. Para ir de un territorio a otro deben respetar las normas establecidas. Lamentablemente, las acciones del gobierno, Congreso, Migración, JCE, etc., indican que no las tenemos definidas. Por ese motivo, confunden a los emigrantes y a los hijos que procrean aquí. En los últimos años se han multiplicados.

Es preocupante escucharlos sin entender. Debemos aprender creole. Bueno, ya aprendí a decir, ¡buenos días!, “bonjour”, también, ¿Como esta usted?, “comanye”. De alguna forma, debo ganar la confianza y simpatía, de los que encuentro temprano en la mañana, cuando sola, salgo a caminar.

No hay señal de que el gobierno pueda detener esta invasión ni reglamentarla. Sólo nos queda abogar porque abran programas para aprender su dialecto e idioma oficial, el francés.

Tal vez la Fundación Global se anime a enseñarlos. Por algún motivo, el presidente de Funglode permitió esa invasión cuando se desempeñó como primer mandatario durante tres periodos.

Deberían sugerir al gobierno haitiano, que en la universidad que les regalamos, enseñen español, gratuito. Lo más cotidiano y elemental del diario vivir, para que los haitianos se desenvuelvan mejor cuando estén aquí.

Me resisto a pensar que esa flexibilidad en la frontera sea atendiendo a los bolsillos de un grupo o por debilidad gubernamental. A veces pienso que más bien envuelve un plan para que la isla sea una e indivisible. Preparémonos con los idiomas.
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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