Esta nueva etapa en la vida del infante puede ser emocionante, pero también representa un momento de ansiedad
Por Ivelisse Santos
Salir de la casa, soltar la mano de la mamá o el papá para entrar a un mundo donde no se conoce a nadie y donde decenas de ojos lo miran, es para cualquier niño o niña una experiencia fuerte. Que esa experiencia sea vivida como un momento positivo y pueda ser recordado como tal por los niños en sus años futuros, depende en gran parte de los padres y profesores.
El primer día de clases es clave en la vida de los pequeños. No se trata solamente de iniciar un proceso educativo donde aprenderá a leer y escribir. Entrar a la escuela es, sobre todo, una situación nueva que implicará importantes cambios de adaptación al medio.
Todos esperamos que nuestros hijos se sientan emocionados y felices en su primer día de clases. Pero también somos conscientes que los niños pueden estar preocupados por el gran paso que para ellos significa esta nueva etapa en su vida.
“Si su hijo se enfrenta a su primer día de clase, es normal que se sienta nervioso ya que se encuentra en una situación desconocida y nueva. Cuando los niños saben qué esperar, experimentan menos ansiedad acerca de una situación”, explica la psicóloga Massiel Troncoso, quien recomienda explicarle al niño que todo el mundo se siente un poco ansioso cuando va a ambientes nuevos y necesita un tiempo para adaptarse y que muy pronto, la situación será de rutina y muy cómoda.
“Los niños se preocupan porque piensan que su trabajo escolar será demasiado difícil, o tal vez cree que no será capaz de mantener el ritmo, o no se sabe la respuesta correcta cuando se le llama en la clase, etc. Recuérdele a su hijo que todos cometemos errores, no sin antes elogiar sus mejores esfuerzos”, dice la experta.
El papel de los papás
Lo mejor que pueden hacer los padres es preparar al niño ante de la entrada a clases contándoles lo que va a pasar y entusiasmándolos los días previos”, explica Troncoso.
Comenta que hay que conversar con el niño/a y decirle que ha crecido... entonces, decirle por ejemplo, que como ya está más grande puede ir a la escuela donde va a aprender cosas nuevas y encontrar amiguitos. Para ayudarlo se le puede contar cómo fue para el papá o la mamá entrar a clases, o para sus hermanos mayores si los tiene. También se le puede entusiasmar comprando el uniforme, juntos, o usando algunos de los útiles adquiridos, por ejemplo, pintando con los lápices de colores.
Los niños enfrentan su primer día de clases de distintas formas dependiendo de factores como su temperamento y experiencia previa. Es más fácil para pequeños que han asistido a pre-escolares o han estado expuestos a diferentes ambientes sociales y están acostumbrados a enfrentar distintas situaciones. Si se trata de un hijo/a único que nunca ha ido al pre-escolar, le puede resultar más difícil separarse de los progenitores. “Se le puede decir que para él va a ser más entretenido jugar con niños/as de su edad que seguir jugando con la mamá o el papá”, señala la psicóloga.
La experta dice que el día de entrada a clases hay que estar tranquilos y demostrar empatía. Uno puede calmar sus temores. Si llora desesperadamente hay que consolarlo un momento pero sobre todo darle tranquilidad con una actitud serena.
“Si no existe una rutina establecida por la escuela de que los papás se queden con sus hijos, es mejor irse cuando los demás padres se van. Si uno se queda, a la angustia de la separación se suma la vergüenza que al niño le produce que sus compañeros lo vean llorar”, agrega la experta.
Por Ivelisse Santos
La seguridad que el niño demuestre en su primer día de clases dependerá mucho de los vínculos que haya desarrollado con sus padres. |
El primer día de clases es clave en la vida de los pequeños. No se trata solamente de iniciar un proceso educativo donde aprenderá a leer y escribir. Entrar a la escuela es, sobre todo, una situación nueva que implicará importantes cambios de adaptación al medio.
Todos esperamos que nuestros hijos se sientan emocionados y felices en su primer día de clases. Pero también somos conscientes que los niños pueden estar preocupados por el gran paso que para ellos significa esta nueva etapa en su vida.
“Si su hijo se enfrenta a su primer día de clase, es normal que se sienta nervioso ya que se encuentra en una situación desconocida y nueva. Cuando los niños saben qué esperar, experimentan menos ansiedad acerca de una situación”, explica la psicóloga Massiel Troncoso, quien recomienda explicarle al niño que todo el mundo se siente un poco ansioso cuando va a ambientes nuevos y necesita un tiempo para adaptarse y que muy pronto, la situación será de rutina y muy cómoda.
“Los niños se preocupan porque piensan que su trabajo escolar será demasiado difícil, o tal vez cree que no será capaz de mantener el ritmo, o no se sabe la respuesta correcta cuando se le llama en la clase, etc. Recuérdele a su hijo que todos cometemos errores, no sin antes elogiar sus mejores esfuerzos”, dice la experta.
El papel de los papás
Lo mejor que pueden hacer los padres es preparar al niño ante de la entrada a clases contándoles lo que va a pasar y entusiasmándolos los días previos”, explica Troncoso.
Comenta que hay que conversar con el niño/a y decirle que ha crecido... entonces, decirle por ejemplo, que como ya está más grande puede ir a la escuela donde va a aprender cosas nuevas y encontrar amiguitos. Para ayudarlo se le puede contar cómo fue para el papá o la mamá entrar a clases, o para sus hermanos mayores si los tiene. También se le puede entusiasmar comprando el uniforme, juntos, o usando algunos de los útiles adquiridos, por ejemplo, pintando con los lápices de colores.
Los niños enfrentan su primer día de clases de distintas formas dependiendo de factores como su temperamento y experiencia previa. Es más fácil para pequeños que han asistido a pre-escolares o han estado expuestos a diferentes ambientes sociales y están acostumbrados a enfrentar distintas situaciones. Si se trata de un hijo/a único que nunca ha ido al pre-escolar, le puede resultar más difícil separarse de los progenitores. “Se le puede decir que para él va a ser más entretenido jugar con niños/as de su edad que seguir jugando con la mamá o el papá”, señala la psicóloga.
La experta dice que el día de entrada a clases hay que estar tranquilos y demostrar empatía. Uno puede calmar sus temores. Si llora desesperadamente hay que consolarlo un momento pero sobre todo darle tranquilidad con una actitud serena.
“Si no existe una rutina establecida por la escuela de que los papás se queden con sus hijos, es mejor irse cuando los demás padres se van. Si uno se queda, a la angustia de la separación se suma la vergüenza que al niño le produce que sus compañeros lo vean llorar”, agrega la experta.
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